Juan, un gran conocedor del Pinar, vecino de Rascafría y durante 37 años guía, trabajador y guarda de la Sociedad Anónima Belga de los Pinares del Paular, en el punto geodésico de Cabeza Mediana, al fondo el Parque Natural de Peñalara.
Según los datos del último inventario y a pesar de la gran presión turística que soporta el entorno, el bosque tiene en la actualidad más de un millón de árboles de distintas especies y está considerado como uno de los pinares en mejor estado de conservación de España (MITERD, 2021).
Pinar de los Belgas, Pico Peñalara visto desde Cerrito Sarnoso
Historia, salud y sostenibilidad del Pinar
La Colonia de Buitre Negro
El Buitre Negro es una especie emblemática en el pinar y su protección siempre ha sido prioritaria, en los años 40, Juan Pedro Lecocq, director de la empresa, prohibió cortar los pinos donde hubiese nido, dicha medida, que siguió siendo aplicada por sus sucesores ha permitido hasta nuestros días la óptima reproducción y expansión de la especie, no solo en el pinar, sino en otras zonas del Alto Lozoya. Unido a esto, el buitre nidifica en árboles de grandes dimensiones, una producción también incentivada por la Sociedad, con el fin de obtener madera de calidad para su distribución.
En la Figura se observa la evolución de la colonia de buitre negro en el monte Cabeza de Hierro. Sombreado en naranja se indican los años en los cuales ha existido actividad comercial extractiva de madera.
A partir de estos datos, la tasa reproductiva del Buitre Negro en el periodo estudiado (1997 a 2021) ha sido de 0.602 pollos por pareja en el Pinar, unos 27, 5 ejemplares nacidos al año, sobre un total de 659 en todo el periodo, que indica la buena salud y desarrollo de la colonia. En 2022 se contabilizaron un total de 75 nidos que la convierten en una de las colonias más grandes de España.
La Madera.
Una materia prima sostenible
La Bioeconomía Forestal favorece la explotación de los recursos naturales y a su vez incentiva el desarrollo de las zonas rurales, cubriendo las demandas económicas y sociales y a su vez promoviendo el uso de materiales y energías renovables. En el caso concreto de España, donde existe una gran extensión de masa forestal se comienza a trabajar en este modelo de desarrollo sostenible, para evitar problemas que aquejan a las zonas rurales como la despoblación o la alta tasa de desempleo.
La madera es una materia prima que con una gestión controlada es totalmente renovable, que necesita menos requerimientos de energía para su producción respecto a otros materiales como el plástico, el cemento, el acero o el aluminio (Fournier-Zepeda, 2008), su uso como energía renovable a partir de leñas sustituye a otros productos que emiten más gases de efecto invernadero como el petróleo.
La población y la sociedad necesita madera y, aunque resulta complicado entender que las cortas controladas sean herramientas de regeneración y continuidad, la gestión comercial de la madera no solo aporta desarrollo, sino que suministra un sumidero extra en el balance total de carbono del monte (carbono acumulado en los productos madereros) frente a una dinámica sin cortas.
La capacidad de almacenamiento de carbono se mantiene en un árbol aun habiendo sido ya talado, los muebles o casas de madera almacenan carbono durante cientos de años.
Diversos estudios realizados por Agresta (empresa dedicada a consultoría forestal) indican que el 28% de los árboles marcados para ser cortados tenían enfermedades producidas por hongos como Chamosos o bien Sarrosos, llegando en un caso al 41%, dichos señalamientos tuvieron siempre un carácter selectivo y productivo, anteponiéndose a las cortas sanitarias. Cabe destacar que únicamente era marcado un determinado porcentaje de estos pies enfermos, dejando el resto sin cortar, a fin de asegurar la presencia de madera muerta y sus microhábitats y especies asociados.
Esta gestión y explotación forestal llegó a ser un gran pilar en el desarrollo económico de esta zona rural, llegando a dar empleo a más de 100 trabajadores, no solo directamente en el aserradero, sino en otro tipo de labores de selvicultura como en los relacionados con la prevención de incendios.
El coste medioambiental podría ser muy elevado, perdiendo la capacidad de sumidero de CO2 que proporcionan los bosques y no pudiéndose asegurar la persistencia de ejemplares monumentales al dejar de marcarse los pies enfermos o cuando entrasen en senectud, afectando, por ejemplo, en el caso de El Pinar de los Belgas, a la nidificación del buitre.
Toda esta larga historia de planificación y gestión, cumpliendo en todo momento con las normativas y los objetivos ambientales, económicos sociales y culturales dictados por la FAO dieron como resultado que la FSC (Organización Mundial de Gestión Forestal y Sostenible) en España eligiese al Pinar de los Belgas como el mejor modelo local de gestión forestal, sostenible y responsable.
Según la FAO, el 75% del agua que se consume en el mundo, incluyendo a las ciudades, proviene de las cuencas y humedales forestales. Los recursos hídricos destacan en el Pinar de los Belgas, ya sean permanentes o de carácter temporal. En la imagen el Puente Romano en el Río Lozoya, Valle de la Angostura.
En la actualidad los bosques cubren un tercio de la superficie terrestre, albergan a más de la mitad de especies terrestres de fauna y flora y acogen a casi un 20% de la población del planeta que depende de ellos para su supervivencia. 900 millones de personas, la mayoría en países de desarrollo, participan y trabajan en la producción de leña y carbón vegetal, mientras que una de cada tres en todo el mundo se sirve de la leña para cocinar sus alimentos. Los combustibles de madera suministran, a día de hoy, el 40% de la energía renovable en el mundo, tanto como la solar, hidroeléctrica y eólica en conjunto.
Nos encontramos en un momento en el que la pérdida de bosques ha disminuido, pero sigue existiendo, desde 1990 son 420 millones de hectáreas desaparecidas a causa de la deforestación y anualmente se siguen perdiendo más de 3 millones de hectáreas, aunque las áreas protegidas a nivel mundial han aumentado y más de 2000 millones de hectáreas tienen planes de gestión a largo plazo que permitan una explotación sostenible, la mayoría de Europa cuenta con estos planes pero en África y América del Sur menos del 25% de los bosques los tienen.