Entre los escombros de Belchite me sentí un protagonista de un relato de Lovecraft, no me sentía relajado, el ambiente tormentoso y gris, los perros ladrando, mi soledad y un viento siseante que parecía que me hablaba me acompañaron durante toda mi visita.
Durante la guerra civil española el pueblo de Belchite fue devastado en un intenso asedio, tras el fin de la guerra se decidió dejar las lúgubres ruinas en pie, levantando un nuevo pueblo al lado.