En 1933 se publicaba la novela de James Hilton “Horizontes perdidos”, en donde el novelista británico describía el Shangri-la. En la imagen el complejo monástico de Songzanlin, en el pueblo de Zhongdian, ahora rebautizado como Shangri-la.
En 2002 el gobierno chino declaró (tras años de estudios) que el Shangri-la se encontraba en la provincia de Yunnan, en la prefectura tibetana de Diqing, de este modo comenzó un desmesurado auge del desarrollo turístico.
El complejo monástico de Songzanlin fue contruido a imitación del Gran Palacio de Potala de Lhasa en 1674 bajo el mandato del 5º Dalai Lama.
El interior de una de las estancias del monasterio
La población de Zhongdian es tibetana, en esta zona se ven pocos rostros Han y sus diferencias son evidentes, los tibetanos son más robustos, de piel más curtida y rasgos más marcados.
Tras su publicación y a lo largo de medio siglo aventureros románticos se lanzaron a la búsqueda de este paraíso, recorrieron India, Nepal y Tíbet, sin que su exploración obtuviera ningún fruto. Chörtens en la provincia de Feilai Si, frente a las Montañas Meili.
Banderas de oración lanzando sus plegarias al viento, en el camino al Glaciar del pico Kawa Karpo. Están omnipresentes en pasos de montaña, casas, estupas y monasterios, Cada color tiene su significado, el amarillo simboliza la tierra, el rojo el fuego, el blanco el aire y el viento, el azul el cielo y el verde el agua.
Pero si realmente existiese Shangri-la no me gustaría conocerlo, ni siquiera que fuera descubierto, lo dejaría oculto, sólo al alcance de los sueños.